La lluvia ácida es
una de las consecuencias más visibles y notorias de lo que la contaminación del
Hombre está haciendo. En varias regiones del mundo, uno queda realmente
anonadado al ver varias hectáreas de bosques y vegetación que parece seca,
muerta, quemada, como si alguna solución tóxica se les hubiera vertido encima.
En muchas grandes ciudades, uno puede encontrar edificios, carteles y hasta
monumentos oxidados y muy deteriorados de una forma muy peculiar y todo esto es el resultado de la lluvia ácida.
Que desde el cielo nos caiga un líquido capaz de matar nuestros
bosques y carcomer nuestras ciudades a nadie le hace gracia, pero tampoco a
nadie pareciera interesarle tanto la cuestión como para al menos hablar al
respecto. Te invito a que hoy nos dediquemos a conocer qué es, cuáles son las
características y cómo se forma la lluvia ácida.
¿Qué es la lluvia
ácida?
Digámoslo del siguiente modo: es una combinación de sustancias
químicas contaminantes y resultantes de las actividades industriales humanas,
que se asientan en el aire y luego vuelven al suelo con las precipitaciones y
los naturales ciclos del agua. Los agentes contaminantes que son liberados en
la atmósfera por las fábricas, centrales eléctricas y motores de combustión interna
que queman carbón u otros productos derivados del petróleo, día tras día,
interactúan con el vapor de agua que hay en el aire. Ello resulta en la formación de
los nocivos ácidos sulfúricos y
ácidos nítricos para que luego caigan con las precipitaciones naturales y que
resultan en la llamada lluvia ácida.
¿Cómo se forma y qué
consecuencias trae la lluvia ácida?
Cuando se forma la lluvia ácida,
estas sustancias químicas caen al suelo mezcladas con el agua de las
precipitaciones. Puede ser en forma de granizo, lluvia,
llovizna, nieve o niebla y sus efectos pueden provocar importantes daños tanto
en el medio ambiente como en la salud animal y vegetal. Los gases contaminantes
responsables de la formación de lluvia ácida son el óxido de nitrógeno y el dióxido
de azufre, y pueden recorrer cientos o miles de kilómetros, trasladándose por
acción del viento, antes de precipitar a la superficie.
El agua de lluvia
tiene un nivel de PH que ronda los 5,6. Es ligeramente ácida debido a la
presencia de dióxido de carbono atmosférico (se considera que es lluvia ácida
cuando el PH del agua presenta menos de PH 5), pero en muchas ocasiones puede
llegar a tener un PH 3, igual al del vinagre.
La lluvia ácida provoca grandes daños ambientales, siendo causa
fundamental en la peligrosa acidificación del agua de lagos, ríos y mares del
mundo. Esto causa un gran impacto en la vida acuática y produce una gran
mortandad de peces y muchos otros seres vivos.
La
lluvia ácida también
afecta los suelos. Debido a las cargas eléctricas de los ácidos se produce una
especie de limpieza de minerales en el suelo. Como resultado, se tiene un
empobrecimiento de los nutrientes esenciales, lo que provoca un fuerte impacto
denominado “estrés en las plantas” que las hace menos resistentes a las plagas
y enfermedades.
Por su
característica corrosiva, la lluvia ácida puede deteriorar seriamente algunas
construcciones. Es capaz de disolver por ejemplo, monumentos y edificaciones
construidas en mármol o caliza.
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