domingo, 29 de septiembre de 2013

LLUVIA ÁCIDA.

La lluvia ácida es una de las consecuencias más visibles y notorias de lo que la contaminación del Hombre está haciendo. En varias regiones del mundo, uno queda realmente anonadado al ver varias hectáreas de bosques y vegetación que parece seca, muerta, quemada, como si alguna solución tóxica se les hubiera vertido encima. En muchas grandes ciudades, uno puede encontrar edificios, carteles y hasta monumentos oxidados y muy deteriorados de una forma muy peculiar y todo esto es el resultado de la lluvia ácida.
Que desde el cielo nos caiga un líquido capaz de matar nuestros bosques y carcomer nuestras ciudades a nadie le hace gracia, pero tampoco a nadie pareciera interesarle tanto la cuestión como para al menos hablar al respecto. Te invito a que hoy nos dediquemos a conocer qué es, cuáles son las características y cómo se forma la lluvia ácida.

¿Qué es la lluvia ácida?


Digámoslo del siguiente modo: es una combinación de sustancias químicas contaminantes y resultantes de las actividades industriales humanas, que se asientan en el aire y luego vuelven al suelo con las precipitaciones y los naturales ciclos del agua. Los agentes contaminantes que son liberados en la atmósfera por las fábricas, centrales eléctricas y motores de combustión interna que queman carbón u otros productos derivados del petróleo, día tras día, interactúan con el vapor de agua que hay en el aire. Ello resulta en la formación de los nocivos ácidos sulfúricos y ácidos nítricos para que luego caigan con las precipitaciones naturales y que resultan en la llamada lluvia ácida

¿Cómo se forma y qué consecuencias trae la lluvia ácida?


Cuando se forma la lluvia ácida, estas sustancias químicas caen al suelo mezcladas con el agua de las precipitaciones. Puede ser en forma de granizo, lluvia, llovizna, nieve o niebla y sus efectos pueden provocar importantes daños tanto en el medio ambiente como en la salud animal y vegetal. Los gases contaminantes responsables de la formación de lluvia ácida son el óxido de nitrógeno y el dióxido de azufre, y pueden recorrer cientos o miles de kilómetros, trasladándose por acción del viento, antes de precipitar a la superficie.
El agua de lluvia tiene un nivel de PH que ronda los 5,6. Es ligeramente ácida debido a la presencia de dióxido de carbono atmosférico (se considera que es lluvia ácida cuando el PH del agua presenta menos de PH 5), pero en muchas ocasiones puede llegar a tener un PH 3, igual al del vinagre.
La lluvia ácida provoca grandes daños ambientales, siendo causa fundamental en la peligrosa acidificación del agua de lagos, ríos y mares del mundo. Esto causa un gran impacto en la vida acuática y produce una gran mortandad de peces y muchos otros seres vivos. 

La lluvia ácida también afecta los suelos. Debido a las cargas eléctricas de los ácidos se produce una especie de limpieza de minerales en el suelo. Como resultado, se tiene un empobrecimiento de los nutrientes esenciales, lo que provoca un fuerte impacto denominado “estrés en las plantas” que las hace menos resistentes a las plagas y enfermedades.
Por su característica corrosiva, la lluvia ácida puede deteriorar seriamente algunas construcciones. Es capaz de disolver por ejemplo, monumentos y edificaciones construidas en mármol o caliza.


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