2013: veinte cinco (25) años sin Chico
Mendes.
¿Quién era Chico Mendes?
En estos tiempos en los que la Naturaleza llora por
siglos de actividad humana recordemos la vida de Chico Mendes. Mendes fue un
recolector de caucho y activista ambiental brasileño. Luchó contra la
extracción de madera y la expansión de los pastizales sobre el Amazonas.
Consiguió el apoyo internacional y la ONU le concedió un galardón. El 22 de
diciembre de 1988 fue asesinado, pero no fue hasta 1990 cuando los recolectores
de caucho Darly y Darcy Alves da Silva fueron considerados culpables del
asesinato y condenados a 19 años de cárcel. Francisco Alves Mendes Filho, más conocido también como Chico Mendes (Xapuri, 15 de diciembre de 1944 - Xapuri, 22 de diciembre de 1988) fue un recolector de caucho, sindicalista y activista ambiental brasileño.
El padre de Chico, Francisco Mendes, llegó en
1926 al remoto Estado de Acre, en la selvática y aislada Amazonía occidental
lindante con Bolivia y Perú, para trabajar elaborando caucho obtenido de las
heveas (1). Venía huyendo de la extrema pobreza del “sertón” en el desertizado
Estado de Ceará -el otro vértice del Brasil. Llamativamente, los Mendes habían
luchado allí contra el trazado de una carretera que trajo una avalancha de
flagelados (2 ), otra de las razones que les obligó a emigrar.
Mendes se instaló en el seringal (3 ) Santa
Fe, cercano a la población de Xapurí y se transformó en seringueiro (4 ). Había
que navegar cinco semanas por los ríos Purús y Acre, afluentes del río
Amazonas, para llegar desde Manaus hasta Xapurí. Alli, un seringueiro debía
“sangrar” entre 100 y 200 heveas por día para obtener su sustento (5 ). A siete
horas remando desde su seringal estaba la “colocacao” donde vivía Iraci Lopes
Filho, hija y nieta de seringueiros, que sería la madre de Chico.
Francisco (Chico) Mendes nació la noche del 15 de diciembre de 1944 en la colocacao Pote Seco del seringal Porto Rico. Se crió en un ambiente donde predominaba el analfabetismo, el abandono, el aislamiento, las carencias de todo tipo y la sobreexplotación. En 1945 terminó la Batalla del Caucho al caer la demanda creada por la Segunda Guerra Mundial y la situación en Amazonia empeoró. Los norteamericanos abandonaron los muelles y aeropuertos, y los seringueiros se vieron obligados a malvender el caucho a mercaderes ambulantes arriesgándose a violar la obligación de vender sólo a los seringalistas (6 ). El diario A Provincia do Pará calculó que de los 50.000 “soldados del caucho” censados, 23.000 habían muerto “sin pan y sin cuidados médicos”.
Francisco (Chico) Mendes nació la noche del 15 de diciembre de 1944 en la colocacao Pote Seco del seringal Porto Rico. Se crió en un ambiente donde predominaba el analfabetismo, el abandono, el aislamiento, las carencias de todo tipo y la sobreexplotación. En 1945 terminó la Batalla del Caucho al caer la demanda creada por la Segunda Guerra Mundial y la situación en Amazonia empeoró. Los norteamericanos abandonaron los muelles y aeropuertos, y los seringueiros se vieron obligados a malvender el caucho a mercaderes ambulantes arriesgándose a violar la obligación de vender sólo a los seringalistas (6 ). El diario A Provincia do Pará calculó que de los 50.000 “soldados del caucho” censados, 23.000 habían muerto “sin pan y sin cuidados médicos”.
Chico tuvo la suerte de conocer a Euclides
Fernández Távora, un refugiado político en Amazonia. A los 14 años aprendió con
él a leer y a escribir, valiéndose de revistas y diarios viejos, enterándose de
lo que sucedía en el mundo gracias a una radio de onda corta que Euclides había
traído consigo. Hacia 1970 el presidente brasileño Medici decide construir una
carretera Transamazónica de 5.000 kilómetros para ofrecer “una tierra sin
hombres a los hombres sin tierra”. Sin embargo ni la tierra era fértil, ni
estaba vacía: allí estaban los indios, los ribeirinhos, los seringueiros, gente
que vivía de y cuidaba la selva. Las carreteras impactaron sobre 96 tribus.
Sólo los nambiqwara, admirados por el antropólogo Lévi-Strauss, se redujeron de
20.000 a
unos 650, después del trazado de la BR-364. El padre Turrini, misionero de Rio
Branco, reveló que de cada mil niños nacidos en Acre, 838 morían antes del
primer año de vida.
La deforestación masiva y los incendios
intencionales se extenderían durante las dos décadas siguientes alentados por
los fazendeiros (7 ) y los garimpeiros (8 ). Los bosques milenarios eran
reemplazados por haciendas y fincas de dudosa rentabilidad y más dudosa
duración. En Amazonia la expansión agrícola es insustentable, la hacienda es
cebú importado de India -para las hamburguesas de los Mc Donald’s de Texas, por
ejemplo; y cuando llueve el frágil suelo, desprotegido, se erosiona rápidamente
pocos años las fincas abandonadas de Amazonía, como los campos agotados de Mato
Grosso, se parecen a un semidesierto. Mientras, los indios y los seringueiros
emigran para hacinarse en los ghettos de las chabolas y las favelas,
desarraigados y sin trabajo.
En los años ’70 se fraguaban y adulteraban
títulos de propiedad, y se otorgaban títulos sin importar que fueran
territorios indígenas o habitados durante décadas por familias de seringueiros.
Los fazendeiros quemaban la selva para “ponerla a trabajar” mientras obtenían
la propiedad sobre cientos de miles de hectáreas y reclamaban subvenciones
estatales. Los incendios pasaron de esporádicos a masivos. En el paroxismo de
la destrucción los aeropuertos se cierran por las humaredas. Rondonia y Acre
ardían por los cuatros costados aprovechando cada año la temporada seca (9 ).
“No firméis nada!”, decía Chico a los
seringueiros. “Esta tierra es vuestra. Cuando la transformáis en dinero,
perdéis la posibilidad de sobrevivir. La tierra es la vida!”. Pero los que no
firmaban eran amenazados, desalojados por la fuerza y muchas veces muertos por
los matones enviados por los fazendeiros. La nueva carretera BR-317 que unía
Rio Branco con Xapurí traía consigo una pesadilla: para quemar la selva los
terratenientes paulistas no dudaron incluso en usar napalm. Quemados los
árboles el suelo se erosionaba y se levantaban nubes de mosquitos desde los
charcos, transmitiendo la malaria. En esos años los misioneros católicos
publican el “Catecismo de la Tierra”, explicando los derechos básicos de los
seringueiros. El primer sindicato se formó en 1975. Entre sus líderes estaban
Maia, Wilson Pinheiro y Chico Mendes. Pinheiro fue muerto por asesinos a sueldo
en julio de 1980.
A fines de los ’70 el precio del oro se
disparó y la “fiebre del oro” se abatió sobre la Amazonia. En marzo de 1980
había cinco mil personas trabajando en el garimpo (10 ) de Serra Pelada; en
1983 eran 100.000 y seguían llegando para vivir en condiciones infrahumanas. Se
construyeron pistas de aterrizaje donde se anudaban los circuitos ilegales del
oro, el tráfico de fauna, las drogas y la prostitución. Parte del oro se refina
con mercurio. Por cada tonelada de oro, una tonelada de mercurio en el ecosistema.
Análisis de sangre de indios kayapós vecinos a los garimpos revelaron que más
del 25% tenían un exceso del letal mercurio, al igual que la totalidad de los
peces.
Frente a los avances sobre las tierras
ancestrales aparecen los “empates”, movilizaciones de seringueiros y pequeños
productores que comprenden que van a perder su trabajo y su modo de vida si no
defienden la selva. Chico acciona desde el sindicato, pero cuando se aventura
en la contienda electoral no obtiene los votos ni el apoyo esperados. Es que,
al decir de Javier Moro, Chico “al no ser dogmático, chocaba siempre con los
límites impuestos por las distintas ideologías”, la suya “era más una autoridad
moral que política”. Sin embargo aprovecha los mitines electorales para
denunciar las talas ilegales, las expulsiones violentas y los arrestos
arbitrarios. En abril de 1983 se casa con Ilzamar Moacyr y se van de viaje de
bodas a un congreso de la CUT en San Pablo. Después vivieron en una casa
prestada.
A principios de los ’80 el gobierno de facto
impulsa en Brasil el proyecto del Polonoroeste destinado a “poner en
producción” 25 millones de hectáreas sobre la frontera con Bolivia; para ello
hubo que alargar 1.200
kilómetros la BR-364 uniendo Cuiabá, capital de Mato
Grosso, con Porto Velho, capital de Rondonia. El Banco Mundial y el BID,
desoyendo a sus propios expertos medioambientales, fueron los financiadores.
Los pronósticos eran claros; después de la BR-364: aniquilamiento de los
indígenas, devastación de la selva, extinción de especies, erosión de los
suelos, desastre social y económico. Poco más tarde se construye Tucuruí, en
ese momento la cuarta represa hidroeléctrica más grande del mundo, sobre el río
Tocantins, un afluente del Amazonas, considerada hoy un desastre ambiental,
sanitario y social. Después seguiría otro descalabro total: el de la
mega-represa de Balbina, construida para dar electricidad a la zona industrial
de Manaus. Estos hechos promovieron proyectos de legislación ambiental en los
Estados Unidos, exigiendo estudios de impacto antes de la financiación de este
tipo de obras; “fáciles de manipular, pero al menos un buen principio”, dijo
entonces Barbara Bramble, quien desde la National Wildlife Federation conocía y
apoyaba la lucha de Chico, junto a Bruce Rich, Blackwelder, Steve Schwartzman y
otros ecologistas norteamericanos. Ellos comenzaron una tarea de lobby en el
Congreso, mientras cuestionaban al Banco Mundial. El Departamento del Tesoro
pidió explicaciones al BM por primera vez. Goodland y Price, asesores del BM,
dieron informes contundentes sobre los desastres medioambientales y sociales
financiados por el Banco.
Entretanto Adrian Cowell, un cineasta británico, conmocionaba al mundo con una serie titulada “La década de la destrucción”, filmada en Amazonia; que incluye “Apostando al desastre”, un documental con imágenes escalofriantes de los incendios y las consecuencias dramáticas después del asfaltado de la BR-364. Se juntaron firmas para una carta al BM, desde ONGs hasta el Bundestag alemán. Poco después se logró la victoria de bloquear temporariamente fondos del BM; hasta que en 1985 el gobierno de Brasil cumplió con demarcar un territorio para los indígenas y la BR-364 siguió adelante.
Entretanto Adrian Cowell, un cineasta británico, conmocionaba al mundo con una serie titulada “La década de la destrucción”, filmada en Amazonia; que incluye “Apostando al desastre”, un documental con imágenes escalofriantes de los incendios y las consecuencias dramáticas después del asfaltado de la BR-364. Se juntaron firmas para una carta al BM, desde ONGs hasta el Bundestag alemán. Poco después se logró la victoria de bloquear temporariamente fondos del BM; hasta que en 1985 el gobierno de Brasil cumplió con demarcar un territorio para los indígenas y la BR-364 siguió adelante.
Tony Gross y Mary Allegretti, una antropóloga
de Brasilia que había conocido a Chico y trabajado en la selva, refuerzan el
movimiento internacional para llamar la atención sobre Amazonia. En esa época,
Chico rescató de las reuniones de los seringueiros la idea de las “reservas
extractivas”: áreas donde se aprovecharía no sólo el caucho nativo sino también
la recolección de frutos y medicinas silvestres -1.400 plantas selváticas
contienen principios activos contra el cáncer, por ejemplo. Se demuestra que
una hectárea de selva produce -sólo en caucho, nueces, resinas y frutas- mucho
más que una hectárea dedicada a la ganadería. Además de que estas reservas
garantizan la conservación del bosque y las poblaciones tradicionales (11 ).
En 1987 Chico, alentado por Mary, Adrian y
Steve, viaja a los Estados Unidos. Habla con directivos del BM y del BID, y
explica la idea de las reservas extractivas mientras critica las carreteras
transamazónicas. Poco después, en Washington, mantiene una serie de entrevistas
incluida una reunión clave en el Senado. Luego el senador Kasten pedirá
explicaciones a los Bancos sobre los desastres en Rondonia y Acre. La gira fue
un éxito; pero también desató reacciones adversas, sobre todo entre los
terratenientes de Brasil.
Entretanto, a mediados de 1987, el satélite
NOAA-9 detecta grandes quemas en la Amazonia. Esa temporada, a los lados de la
BR-364 hubo más de 200.000 incendios provocados: dos veces la superficie de
Suiza estaba ardiendo. Setzer, el investigador brasileño que había seguido
atónito las imágenes satelitarias en su computadora, calculó que los incendios
habían inyectado en la atmósfera más de 500 millones de toneladas de carbono;
equivalente al 10% del aporte mundial de gases de efecto invernadero que
afectan el clima, cada año (12 ).
En junio de 1987 Chico recibe el Premio Global
500 de las Naciones Unidas, lo que lo catapulta al interés internacional.
Aunque el gobierno del Brasil y los medios de su país lo ignoran, Chico recibe
el premio en Londres con cobertura de la prensa internacional. Poco después
recibe en Nueva York el premio de la Better World Society, creada por Ted
Turner, el dueño de la CNN. Chico calculó que con lo que costaba un desayuno en
el Waldorf Astoria una familia de caucheros vivía cuatro meses.
El obispo Grechi apoya las propuestas de Chico y su oposición al estilo de “desarrollo” que se pretende imponer salvajemente en Amazonia. En noviembre de 1987 Chico habla en la Asamblea Legislativa de Acre. Se inicia la resistencia y un “empate” histórico en el seringal Cachoeira frente a los intentos de tala y colonización agrícola. Chico impulsa la expropiación para convertirla en reserva extractiva. En junio de 1988 el Ayuntamiento de Río le entrega las llaves de la ciudad: es el primer reconocimiento público en su propio país. Pero llega tarde; la violencia de los terratenientes en Acre crece. Luego de un nuevo asesinato de un líder seringueiro el gobierno federal decreta que los seringales Cachoeira, Sao Luis do Remanso, y dos más, se conviertan en las primeras reservas extractivas de Brasil. El clima de represalias creado por los fazendeiros no se detiene. El 6 de diciembre de 1988, en San Pablo, Chico participa en un seminario sobre Amazonia organizado por la Universidad. Allí pronuncia el célebre discurso que termina diciendo: “No quiero flores en mi tumba porque sé que irán a arrancarlas a la selva. Sólo quiero que mi muerte sirva para acabar con la impunidad de los matones que cuentan con la protección de la policía de Acre y que desde 1975 han matado en la zona rural a más de 50 personas como yo, líderes seringueiros empeñados en salvar la selva amazónica y en demostrar que el progreso sin destrucción es posible”. El 22 de diciembre de 1988, en su casa de Xapurí, Chico recibe en el pecho el impacto de un disparo hecho a corta distancia, desde la oscuridad.
El obispo Grechi apoya las propuestas de Chico y su oposición al estilo de “desarrollo” que se pretende imponer salvajemente en Amazonia. En noviembre de 1987 Chico habla en la Asamblea Legislativa de Acre. Se inicia la resistencia y un “empate” histórico en el seringal Cachoeira frente a los intentos de tala y colonización agrícola. Chico impulsa la expropiación para convertirla en reserva extractiva. En junio de 1988 el Ayuntamiento de Río le entrega las llaves de la ciudad: es el primer reconocimiento público en su propio país. Pero llega tarde; la violencia de los terratenientes en Acre crece. Luego de un nuevo asesinato de un líder seringueiro el gobierno federal decreta que los seringales Cachoeira, Sao Luis do Remanso, y dos más, se conviertan en las primeras reservas extractivas de Brasil. El clima de represalias creado por los fazendeiros no se detiene. El 6 de diciembre de 1988, en San Pablo, Chico participa en un seminario sobre Amazonia organizado por la Universidad. Allí pronuncia el célebre discurso que termina diciendo: “No quiero flores en mi tumba porque sé que irán a arrancarlas a la selva. Sólo quiero que mi muerte sirva para acabar con la impunidad de los matones que cuentan con la protección de la policía de Acre y que desde 1975 han matado en la zona rural a más de 50 personas como yo, líderes seringueiros empeñados en salvar la selva amazónica y en demostrar que el progreso sin destrucción es posible”. El 22 de diciembre de 1988, en su casa de Xapurí, Chico recibe en el pecho el impacto de un disparo hecho a corta distancia, desde la oscuridad.
Fuentes: “Senderos de Libertad”, de Javier Moro, Editorial Seix
Barral, Barcelona, 1993; Mary Allegretti, Parabolicas, núm. 44, Sao Paulo,
Brasil, octubre 1998; Steve Schwartzman, Chico Mendez Website,Environmental
Defense Fund, 1999.
Notas:
1. Heveas: árbol del que se extrae la savia,
el látex con que se fabrica el caucho nativo, con una técnica artesanal.
2. Flagelados: personas sin trabajo,
hambrientos, refugiados ambientales víctimas de la sequía.
3. Seringal: área o propiedad de seringas -el
árbol del caucho; tiene un diseño particular con senderos dentro de la selva.
4. Seringueiro: cauchero, trabajador del
caucho.
5. Sangrado: acción de rasgar la corteza de la
hevea; no demasiado profundo para no dañar el árbol. La savia que mana del
corte se recoge en un recipiente llamado tigelinha. Después el látex es ahumado
por el seringueiro, quien le da forma de bola.
6. Seringalista: propietario de un seringal;
los seringalistas castigaban con violencia la venta del caucho a otros
acopiadores.
7. Fazendeiro: dueño de una fazenda;
hacendado; terrateniente.
8. Garimpeiro: buscador de oro.
9. Temporada seca: se aprovecha para provocar
incendios, como modo rápido y barato de deforestar. De allí el título de
“Temporada de incendios” para el filme que relata la vida Chico Mendes y que
hoy se consigue en video.
10. Garimpo: lugar o yacimiento donde se busca
oro; habitualmente primero se arrasa la selva.
11. El nombre de reserva extractivista
pertenece a un seringueiro: “somos extractivistas”. Estas reservas aumentan su
valor si se incluyen servicios ecológicos como la protección del suelo y la
regulación del ciclo del agua.
12. En un reciente informe del Environmental
Defense Fund (EDF), Steve Schwartzman advirtió que entre 1991 y 1994 los
incendios en la Amazonía arrasaron unos 25.000 kilómetros
cuadrados cada año. Entre 1996 y 1997 los incendios aumentaron un 28% afectando
los Estados de Para, Tocantins, Rondonia, Maranhao y Mato Grosso -donde se
produjeron la mitad de los 24.500 incendios registrados en 1997. En febrero y
marzo de 1998 los incendios en Roraima fueron los mayores de su historia,
mientras ardían áreas del Cerrado, del Parque Nacional Araguaira y del Parque
Indígena Xingú.
Jorge Cappato, 1998.
Prensa Proteger
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